lunes, 9 de abril de 2012

Mi carta a Garcia

¿Cuán poderosa puede ser una sonrisa?¿Cuán calurosa una piel? ¿Existe la posibilidad que con dos pequeños detalles y una voz inocente un hombre encantador termine dejando latir su corazón como una locomotora a máxima velocidad por algo desconocido?

García tenia una mirada oscura inquisitiva, buscaba descifrar algo y si te encontrabas ojo con ojo parecía escudriñarte el alma, tenia el cabello negro, castaño, liso y ondulado, tenia un rostro antiguo y nuevo, era alguien sabio y alguien tonto, era la mezcla de todas las cosas, en su sonrisa descansaban un par de marcas faciales, y en ocasiones su risa se confundía con la risa de un jugador de póquer confundiendo a todo el mundo permitiendo una interpretación para cada observador.

A García le gustaban las nubes, los colores, las estrellas, caminar, la fotografía, la medicina, el deporte, su familia, sonreír, leer, soñar, le gustaba "el principito", a Garcia le encantaba vivir... Garcia odiaba el dínero. García era un Angel, siempre lo negaba, decía: "¿Dónde me ve alas?" y se daba cuenta prontísimo que a la gente le importa la forma, que pequeños cambios en la forma cambian la actitud de la gente con uno.

Escuchaba metal como un poseso, pero ¡Eso sí! Tenía un gusto fabuloso y contagioso. En muchos entrecruces de su pensamiento encontrabas también a un demonio, y no le importaba ser demonio y ángel, al igual que no le importaba no tener forma y tenerla, al igual que no le importaba tener belleza y escapar al mismo tiempo del prototipo social...

Él tenía una mirada curiosa, los ojos cafes, a él le gustaban las nubes, el principito, leer, soñar, le gustaba ser educado y vulgar a la vez, el tenia dulces pensamientos, cómo también pensamientos desquiciados, el se sabia dual, el sabia que todo era una mezcla de algo muy oscuro con algo muy luminoso, a él le gustaban los fantasmas, los angeles, la fantasia y la magia.

Y en una noche cualquiera, se vio observado por unos profundos ojos negros que le indagaban, al otro lado estaba Garcia quién se vió indagado por unos ojos cafés que encontraban en los suyos refugio, espejo, magia.

Tavo.

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