Ya que estás acostado, mi niño, voy a contarte de cuando una noche te imaginé, callado y bello como estás ahora, esperando que te inventará otro cuento, para qué tú volaras a otro mundo para dormirte tranquilo y para mi placer ver tu rostro hermoso y tierno dibujando la máxima tranquilidad del universo. Te voy a contar que esa noche estaba solo recordando una estrella fugaz a la cual le pedí encontrar mi razón de estar vivo, te voy a contar que esa noche traté de hacerte real y traté de pensar en tu madre que aún no estaba conmigo. Y que esa noche fuí yo quien después de inventarte este cuento se fue tranquilo a dormir, con la tranquilidad de que cada cosa sería hilada y se haría realidad como cada bonito sueño en el que he creído.
Tavo.
Tavo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario